La vida puede ser una experiencia difícil y compleja. ¿No es bueno saber que hay alguien que vigila por nosotras y nunca nos deja, ni en las buenas, ni en las malas?
Hoy podemos decidir depositar todas nuestras preocupaciones en el hueco de la mano de Dios.
En el salmo 121: 1-2, el salmista dice:”Levantaré mis ojos a los montes: ¿de donde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.”
Este hombre conoció el consuelo y la paz de descansar al cuidado de alguien más grande que él.
Esa misma paz y consuelo continúan estando disponibles hoy, sólo tenemos que pedirlos.
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