viernes, 30 de octubre de 2015

¿Sabías que...?


Halloween se remonta a una antigua tradición de los Celtas, un pueblo que vivió en Europa occidental, Escandinavia y las Islas Británicas, muchos siglos atrás, aproximadamente 300 años a. c.

Este pueblo estaba bajo el mando de sus sacerdotes, los Druidas. 
Ellos adoraban y servían a Samhain, dios de la muerte. Cada año, el 31 de octubre, los druidas celebraban la víspera del año nuevo céltico en honor de su dios Samhain.

En esta fiesta, los druidas, a manera de médiums, se comunicaban con sus antepasados esperando ser guiados en esta vida hacia la inmortalidad. Los Druidas creían que en esa noche en particular los espíritus de los muertos regresaban a sus antiguos hogares para visitar a los vivos.

Los sacerdotes druidas iban de casa en casa exigiendo alimentos y en algunos casos niños y vírgenes para ofrenda a su dios Samhain en el festival de la muerte, si se los daban se hacía un trato y se iban en paz. Si la gente de la aldea no daba a los druidas el alimento o persona que exigían, se lanzaba una maldición sobre la casa entera y según ella, alguien de esa familia moriría ese año. Esa era la trampa o treta.
De allí lo que conocemos hoy como "treta o trato" que los niños dicen cuando van a una casa buscando dulces.

En la actualidad, entre septiembre y noviembre la iglesia satánica, cumple con muchas de sus celebraciones y ritos. Y continúa celebrando “el festival de Samhain”.

Si en el pasado Vos como nosotros, por ignorancia o inocencia fuiste parte de esta celebración del Halloween, disfrazándote, pintándote, llevando a tus hijos a "treta o trato", yendo a fiestas de Halloween de tu vecino, amigo o familiar, ¡no te sientas mal ahora que sabes la verdad!.

Todo lo contrario, sentite aliviado de saber la verdad y estar informado ya que tenés la opción de tomar mejores decisiones y aplicar tu sano juicio en esta fecha.

En la Biblia dice:

“No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová”

Deuteronomio 18: 10-12



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