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sábado, 28 de noviembre de 2020

Devocional

 Devocional 28|11|20 por María Cristina Ayala 


                                           



El gran amor de lo que Dios hace por nosotros nos explica cómo es Él en realidad.

En Salmos 103:1 la alabanza de David se centró en los actos gloriosos de Dios. Es fácil quejarse de la vida, pero David nos da muchos ejemplos de por qué debemos alabar a Dios:
-Perdona nuestras iniquidades
-Sana dolencias (físicas y espirituales)
-Nos rescata de la muerte
-Nos corona de favores y misericordias
-Sacia de bien nuestra boca y nos hace justicia y derecho.

Recibimos todo esto sin merecerlo, por gracia. Nuestra vida a veces se pone difícil, pero siempre acordémonos de las bendiciones pasadas, presentes y futuras. Al leer la lista de David tendremos motivos de alabar a Dios. 

Cuando Moisés recibió la ley de Dios, allí se describió la naturaleza de Dios y Su voluntad, preparando a Su pueblo para seguirlo y servirlo. En Éxodo 20 muestra su voluntad y caminos.
Salmos 103:12 habla del oriente y occidente, siendo una ilustración simbólica del perdón de Dios, pues nunca llegan a encontrarse ambos. Él perdona nuestros pecados y nunca más se acuerda de ellos, perdona y olvida.

Luego de leer Salmos 103:13-14, nos podemos dar cuenta que somos frágiles, pero el cuidado de Dios es eterno. Él es compasivo y se preocupa por nosotros. Dios nos encamina y sabe nuestra condición humana, pero no debemos justificarnos para pecar. Nos trata con compasión, y por eso confiamos en Él.

Todas las cosas y en todo lugar deben alabarle (Salmos 103:20-22), los ángeles (los poderosos y sus ejércitos celestiales) y sus obras. Alabar a Dios significa todo lo que Él ha hecho por nosotros. En Salmos 103:21 vemos que hay que temerlo, obedecer sus mandamientos y hacer su voluntad.

Preguntémonos: ¿nuestra vida es una alabanza al Señor?
 


 

jueves, 24 de septiembre de 2020

Devocional

 ~ Devocional 24|09|20 por Lorena y Martín Aguirre ~


 

“Por esto te digo: si ella ha amado mucho, es que sus muchos pecados le han sido perdonados. Pero a quien poco se le perdona, poco ama.” Lucas 7: 47 NVI 

Te invitamos a que leas todo el texto que se encuentra en Lucas 7: 36-50. En esta historia encontramos a Jesús en la casa de un fariseo quien lo había invitado a comer. En la misma escena también aparece una mujer que era considerada por la gente que la conocía como una mujer pecadora. Ella entro a la casa y sin decir palabra se postro ante el Señor Jesús y en una actitud de agradecimiento comenzó a lavar los pies del Maestro con sus lágrimas, a secarlos con sus cabellos y a ungirlo con un perfume muy costoso… 


En la actitud de esta mujer vemos el amor que se desborda como reacción natural al perdón que había recibido. Pero solo los que reconocen la profundidad de su pecado pueden apreciar todo el perdón de Dios que se les ofrece. ¿Sería que acaso Simón el dueño de casa no necesitaba ser perdonado?


La Biblia nos dice en Romanos 3: 23-25 NTV “Pues TODOS hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. Sin embargo, Dios nos declara justos gratuita y bondadosamente por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados”. Todos necesitamos de su Gracia y su perdón, y que bueno es para nosotros poder hacer hoy como esa mujer hizo, rendirnos agradecidos ante nuestro Señor y disfrutar de su perdón… ¡Que tengas un bendecido día!