miércoles, 27 de mayo de 2020

Devocional


~ DEVOCIONAL 26|05|20 por María del Carmen Fabbri Rojas ~



“Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, *oraciones*, súplicas y acciones de gracias por todos, *especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades*, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna” (1 Timoteo 2:1‭-‬2 NVI). ‬‬‬
En estos tiempos de dolor, oscuridad y confusión hay mucha tarea para el pueblo de Dios. ¡Bendito sea cada hermano que sirve en la distribución de alimentos, ropas y otros auxilios; los que escuchan y confortan a los angustiados y dolientes; los que comparten la Palabra donde se encuentren, los que siguen predicando, los que enseñan; los que sirven con su conocimiento tecnológico para que los demás podamos “tocarnos” un poquito a través de la distancia, y tantos otros cuya tarea silenciosa el Señor conoce! 

En este pasaje San Pablo nos recuerda también nuestro servicio esencial como pueblo de sacerdotes: ir a la presencia de Dios a favor de otros. Dice que oremos “por todos”, por toda la humanidad, y agrega “especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades”. Ellos toman a cada momento decisiones que nos afectan a todos, y el Señor nos recuerda que no estamos aquí como espectadores, sino como colaboradores suyos. 

Hay gran lucha en los aires. Presentemos al Señor a los que están en autoridad. Pidámosle sabiduría para orar adecuadamente, y en la duda apelemos a nuestra lengua de oración, sabiendo que “… el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad… nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios” (Romanos 8:26‭-‬27 NTV).




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