jueves, 16 de julio de 2020

Devocional

~ Devocional 16|07|20 por María Pérez ~



¡Den gracias al Señor, porque él es bueno! Su fiel amor perdura para siempre. (Sal.118:1, NTV).

La Biblia remarca esta característica exclusiva de Dios: Dios es bueno. Jesús mismo enseñó: "Nadie es bueno sino solo Dios" (Mr.10:18, NVI). La bondad es la expresión del amor. El amor de Dios se expresa con las innumerables manifestaciones de su bondad. Como hijos de Dios somos llamados a ser como Él. Esto implica permitir que su Espíritu Santo obre cada día en nosotros. Sólo Él puede hacernos más buenos, más pacientes, más mansos, más santos... No se trata de un cambio externo, sino de un cambio profundo, interno y espiritual. 

¿Queremos ser más como el Señor? 
Pasemos más tiempo con Él, el Dios bueno y fiel. Así como procuramos ser santos porque Él es Santo, busquemos ser transformados para ser más buenos, porque Él es bueno. La bondad está implícita en la santidad. No podemos ser santos sin bondad.

Los actos de bondad y compasión nos impactan, nos alegran y nos dan esperanza. Dice la Biblia que "Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará" (Mt.24:12, NVI). Qué su Espíritu nos llene de su presencia, de su fruto. Dejemos que su bondad inunde nuestras acciones. Es un gran desafío diario, con altibajos, pero es posible con la ayuda de Dios. El mundo lo necesita, la Iglesia toda, las familias: ver el amor de Dios presente en actos bondadosos, desinteresados, pequeños y grandes. Dice Gálatas 6:9: "No nos cansemos de hacer el bien..." Que así sea. Seamos misericordiosos y buenos, con todos. Porque así es nuestro Padre y nos llamó a ser como Él.

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