~ Devocional 30|06|20 por Ana Pérez ~
La palabra de Dios es poder y autoridad. El poder de Dios por medio de ella transforma la vida, la mente, pero sobre todo el corazón. Dice Ezequiel:
"Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra".
Ez.36:26-27.
En nuestra vida diaria podemos comprobar que la Palabra de Dios es viva y eficaz: nos alcanza, nos impacta, nos confronta como un espejo para seguir perfeccionándonos. Una Iglesia cimentada en la Palabra tiene el poder y la autoridad para discernir los tiempos y las situaciones, a fin de cumplir el propósito de Dios. De ahí la necesidad de que cada creyente lea y viva a diario las enseñanzas de la Biblia. Dijo Jesús:
"Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan" (Lc.11:28).
Procuremos enfocarnos cada día en la Palabra de Dios porque ella nos guiará a toda verdad y en tiempos de confusión y prueba nos afirmará en la voluntad de Dios.
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