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sábado, 26 de diciembre de 2020

Devocional

~ Devocional 26|12|20 por María Pérez ~



Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Lc.2:10-11, NVI.

Ya nada sería igual. Jesús nació en Belén (una ciudad pequeña de Judea, en Israel), en tiempos del imperio romano. ¡De tal manera nos ama Dios!

Jesús cambió la historia y el destino de la humanidad. Él vino para darnos vida, para mostrarnos el camino al Cielo.

Jesús nació... "para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, más tenga vida eterna" (Jn.3:16).

Somos mensajeros, portadores del mismo mensaje de consuelo, de esperanza y alegría: 
"No tengan miedo... ¡Hay esperanza! Nació Jesús... ¡vino a salvarnos!"

En este año que termina, recordemos una vez más, ¡cuánto nos ama Dios! Su amor que salva, su amor que nos sana el alma. "Porque ni la muerte, ni la vida... ni ninguna otra cosa creada... podrá separarnos del amor de Dios" (Ro 8:38-39).

domingo, 6 de diciembre de 2020

Devocional

~ Devocional 5|12|20 por María Pérez ~





Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2 Co.3:18, RVR1960.

Nuestro Dios transforma vidas para siempre. El creer en Jesucristo es sólo el comienzo de un proceso glorioso. Sólo Dios puede hacernos "nuevas personas", hijos de Dios, con un nuevo corazón y un nuevo rumbo.

Esa transformación profunda y espiritual, que es distintivo del cristiano, también es parte de nuestro legado. Es una transformación que "no se hereda", pero lo que sí podemos transmitir es la Palabra que es poder de Dios, que imparte el anhelo de ser más como Cristo, de vivir para Él, y nos da autoridad para hacerlo. 

Sigamos proclamando que Dios es Amor que salva y que transforma. ¡Él sigue haciendo un milagro eterno en los corazones hoy!

martes, 17 de noviembre de 2020

Devocional

~ Devocional 17|11|20 por María Pérez ~



“Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié". (Is.55:11, LBLA)

La Biblia tiene poder para impactar también a los cristianos de este siglo XXI tan peculiar. La Palabra de Dios no ha cambiado.

Se dice que este es un tiempo de "analfabetismo bíblico", que “mucha gente no lee su Biblia”, a pesar de ser más accesible que nunca antes. ¿Será que se nos olvida que la Biblia no es un libro más? Es la voz de Dios hablándonos individualmente, cambiando vidas para siempre, edificando nuestra fe.

Nada reemplaza el estudio personal y sistemático de las Escrituras. Estudiarla con fe y con la razón. Leerla de principio a fin, en oración, con expectativa, ponerla en práctica, alimentarse de ella una y otra vez (1 P.2:2). Conocerla para discernir, para vivirla (Stgo.1:22), para amarla (Sal.119:97), para hacer discípulos (Mt.28: 19-20). Para conocer más a Dios en una relación personal y continuamente transformadora.

Volvamos a la Palabra todos los días con nueva disposición, con alegría, con fervor. ¡Hay un propósito de Dios cumpliéndose en nosotros y en Su Iglesia toda cuando leemos Su Palabra con devoción y la ponemos en práctica!

martes, 27 de octubre de 2020

Devocional

~ Devocional 27|10|20 por María Pérez ~





"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones." (Sal.46:1, RVR60).

Hay una seguridad que el mundo no conoce. Una seguridad completa, perfecta y absoluta. Es la que da nuestro Dios. Dios es nuestro amparo. Nuestro pronto auxilio. Tal es así, que el Salmo 46 nos dice que "no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar". ¡Qué formidable declaración! ¡Qué bendita certeza! 

Los temores siempre acechan. Surgieron en el Edén y permanecen en cada generación. Pablo el apóstol, en pleno desarrollo de su ministerio dice: "...de fuera, conflictos; de dentro, temores" (2 Co.5:7b). No los negaba, pero los vencía ejercitando la fe, confiando en Dios. Nuestro Dios es el "Guardador" que se menciona en el Salmo 121:5: "Jehová es tu guardador". Ciertamente, Dios quiere que vivamos libres de la influencia del temor. El mismo salmo afirma: "Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma" (Sal.121:7). Todas las seguridades humanas son sacudidas, los miedos se agigantan, pero, la obra de Cristo en la cruz nos hace libres de ellos y sus efectos. ¡Sólo Dios nos hace vivir confiados! (Ver Sal.4:8).

El Espíritu de poder, de amor y de dominio propio, que nos ha sido dado, ¡es el mismo Espíritu de Dios que dirige a Su Iglesia, victoriosa, a través de los siglos! Compartamos esa poderosa verdad de la Palabra que nos libera de todo temor. No es por nuestra fuerza. Es Dios en nosotros, conforme Su promesa.

martes, 6 de octubre de 2020

Devocional

~ Devocional 6|10|20 por María Pérez ~




A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Fil.4:20, NVI.

Hoy en día muchas cosas están siendo puestas a prueba. Hay cambios repentinos y el ser humano se encuentra confrontado con su propia fragilidad. Somos seres vulnerables, ¡y mucho! Casi de repente, estamos afrontando una verdad que siempre estuvo ahí: el ser humano es frágil y débil; no es un dios. La sacudida no es sólo en el ámbito físico sino también en supuestas "certezas". Sin embargo, la certeza de los hijos de Dios no se basa en conceptos humanos sino en Dios mismo y en Su Palabra. "Nuestro Dios y Padre..." Él es el Fuerte; Todopoderoso; y nunca cambia. Él es Quien sustenta nuestra fe y nos da esperanza para el porvenir. Cuando más fuerte es la tormenta, más evidente es la firmeza de la Roca que nos protege. Dios es Refugio para todo el que quiera acudir a Él.

La Palabra de Dios nos vivifica y nos prepara para cada tiempo en el plan de Dios. Necesitamos conocerla cada día más, reflexionar en ella, vivirla y permitir que el Espíritu de Dios nos dirija. Hay muchos que todavía necesitan conocer al Señor.

Aunque todo parezca inestable, la Iglesia del Señor permanece firme, inamovible, viva y victoriosa. La Iglesia, cada uno de nosotros. Dependemos de Dios, el Vencedor que vive en nosotros y tiene el control de los sucesos. Vivamos en Su presencia, seamos fortalecidos en la fe. Y que nuestra fe sea también acción, sea aliento, sea gracia compartida para bendecir a otros. Dijo el Señor: "...¡anímense! Yo he vencido al mundo." Jn.16:33b), NVI.

jueves, 3 de septiembre de 2020

Devocional

~ Devocional 4|09|20 por María Mercedes Pérez ~





Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos. He.4:16, NTV.

Dios sabe cuánto lo necesitamos. Sabe que necesitamos su ayuda, su gracia para vivir realmente. Es la gracia de Dios la que nos hace fuertes y vencedores para hacer lo que a Él le agrada. Nos invita a que nos acerquemos "con toda confianza". No con temor. Confiadamente. En todo tiempo y lugar tenemos acceso a su presencia. Jesús hizo posible el camino hacia Dios. Su obra en la cruz quitó la separación entre Dios y los hombres. (Ro. 5:1-2).Ya nada nos impide acercarnos; nos da el privilegio de acceder a Él sin demora, al instante, porque somos sus hijos por la fe en Cristo Jesús. (Jn.1:12.)

Estar ahí, en su presencia, es vital para nosotros. "Allí recibiremos su misericordia"; algo que todos necesitamos, todos los días. No sólo para recibir su ayuda y su perdón sino también la gracia para perdonar a otros. No sólo para tener su favor inmerecido para nosotros; también la gracia para ser misericordiosos con los demás.

Para clamar por las necesidades de otros y también para que nosotros seamos cambiados. Nos prepara en su presencia, nos reviste, nos equipa; pero sobre todo perfecciona su obra en nosotros. Nos da "la gracia que nos ayudará cuándo más la necesitemos". 

"Prueben y vean que el Señor es bueno; ¡qué alegría para los que se refugian en él!" (Sal.34:8, NTV ). Que el estar con Dios sea en verdad la prioridad más importante siempre, el anhelo y el gozo de nuestra alma.

jueves, 27 de agosto de 2020

Devocional

~ Devocional 26|08|20 por María Pérez ~





“No es por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales". Zac.4:6, NTV. 

Ésta es la palabra de parte de Dios dada por el profeta Zacarías a Zorobabel, gobernador de Judá encargado de reconstruir el templo de Jerusalén al regreso del exilio babilónico. Fue en un momento difícil en que parecía que no se podría realizar lo que Dios había encomendado.

No sólo le confirma que la obra se completará, sino que además afirma que los obstáculos, por grandes que fueran (como una montaña), serán reducidos a polvo. Dios cumple su Palabra, siempre. Ante nuestras propias dificultades podemos decir, como el apóstol Pablo, "Yo sé en quién he creído". No estamos a la deriva ni desamparados. El Dios de quien somos y a quien servimos está en control de absolutamente todo. 

Hoy en día hay "temores colectivos", incertidumbre, "hiperinformación", obstáculos diferentes, impredecibles, que parecen impedir seguir adelante . No obstante, el Señor nos dice una vez más: "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu".

Dependemos del Señor. Tenemos la certeza de que nuestro Dios protege, guía y sustenta a su Iglesia, a cada uno de sus hijos. Él cuida de nosotros. Lo prometió y lo cumple. Podemos vivir confiados en su amor y en su fidelidad. "... ¡el Dios de Israel da fuerza y vigor a su pueblo! ¡Bendito sea Dios!" Sal.68:35, RVC.

miércoles, 5 de agosto de 2020

Devocional

~ Devocional 5|08|20 por María Pérez ~




"Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos..." Mt.14:14, RVR1960. Y concluye: "...y sanó a los que de ellos estaban enfermos". 

A veces se percibe la compasión como debilidad, pero es al contrario. Sólo quien ama puede ser compasivo. Solemos asociar la compasión con las carencias materiales, pero en realidad, hay muchos que lo tienen todo, y todo lo darían por hallar paz y sentido a su vida. Hay enfermos y gente cuya alma sufre. Hay multitudes, como dijo Jesús, con carencias diferentes, a quienes Él sigue mirando con compasión y quiere bendecir.

La Biblia nos enseña cómo es Dios, desde Génesis hasta Apocalipsis. Él quiso darse a conocer al hombre y aún quiere hacerlo. Jesús dijo " El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Jn.14:9). Además, nos dejó su Palabra, viva y poderosa, para que prosigamos conociéndolo. Dios, (¡el Todopoderoso!), es un Dios compasivo, justo y Santo.

La compasión no es lo mismo que la lástima, que tiene connotaciones negativas. La compasión surge del amor cuando vemos la necesidad o el sufrimiento de otro. Y no es pasiva; implica una acción. Se identifica con el otro y procura su bien. ¡Y esta es una característica de nuestro Dios!

Lejos de ser una debilidad, la compasión es una virtud. Muestra grandeza de carácter; muestra el carácter de Dios desarrollándose en nosotros. La compasión se manifiesta de múltiples formas. Quizás tengas medios, recursos para actuar en favor de otros; dones y talentos; o quizás solamente la posibilidad de orar por los que sufren y están en necesidad. Que en este mundo de hoy, tan convulsionado, mostremos esa compasión que viene de Dios: llevemos a muchos Su salvación y Su bendición.

"El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor." (Sal.103:8, NVI).

jueves, 16 de julio de 2020

Devocional

~ Devocional 16|07|20 por María Pérez ~



¡Den gracias al Señor, porque él es bueno! Su fiel amor perdura para siempre. (Sal.118:1, NTV).

La Biblia remarca esta característica exclusiva de Dios: Dios es bueno. Jesús mismo enseñó: "Nadie es bueno sino solo Dios" (Mr.10:18, NVI). La bondad es la expresión del amor. El amor de Dios se expresa con las innumerables manifestaciones de su bondad. Como hijos de Dios somos llamados a ser como Él. Esto implica permitir que su Espíritu Santo obre cada día en nosotros. Sólo Él puede hacernos más buenos, más pacientes, más mansos, más santos... No se trata de un cambio externo, sino de un cambio profundo, interno y espiritual. 

¿Queremos ser más como el Señor? 
Pasemos más tiempo con Él, el Dios bueno y fiel. Así como procuramos ser santos porque Él es Santo, busquemos ser transformados para ser más buenos, porque Él es bueno. La bondad está implícita en la santidad. No podemos ser santos sin bondad.

Los actos de bondad y compasión nos impactan, nos alegran y nos dan esperanza. Dice la Biblia que "Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará" (Mt.24:12, NVI). Qué su Espíritu nos llene de su presencia, de su fruto. Dejemos que su bondad inunde nuestras acciones. Es un gran desafío diario, con altibajos, pero es posible con la ayuda de Dios. El mundo lo necesita, la Iglesia toda, las familias: ver el amor de Dios presente en actos bondadosos, desinteresados, pequeños y grandes. Dice Gálatas 6:9: "No nos cansemos de hacer el bien..." Que así sea. Seamos misericordiosos y buenos, con todos. Porque así es nuestro Padre y nos llamó a ser como Él.

jueves, 25 de junio de 2020

Devocional

~ Devocional 25|06|20 por María Pérez ~



"El mensaje del evangelio es sencillo, tanto que un niño puede comprenderlo y, sin embargo, tan insondable que no nos alcanza la vida entera para descubrir sus riquezas". El evangelio es poder de Dios, para salvar, sanar, liberar. Es, en esencia, el amor inmutable de Dios en acción.

En tiempos en que todo parece cuestionarse y en que surgen "verdades individuales", "nuevas filosofías" y argumentos de la "posverdad", se destaca con crucial importancia la declaración de Jesús mismo respecto de "la verdad": "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". (Jn.14:6.) Dios nos revela en Jesús Su amor y el camino hacia Él. Y da Su promesa para todo aquel que quiera conocerlo: "... me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón". (Jer.29:13.) Dios no se esconde de quien le busca: se da a conocer. ¡Qué todos sepan que es posible conocer a Dios! Que es factible experimentar que Él es real. Qué no hay argumentos que puedan separarnos de Él. Que su amor es único. Que Su Palabra es verdad. Que hay genuina libertad: "...y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". (Jn.8:32.)

Individualmente y juntos como Iglesia, que nuestra vida misma hable siempre de Él. En lo que hacemos y en lo que somos, puedan ver al Señor. Jesús, el Camino al Cielo; la Verdad que nos hace libres; la Vida que vino al mundo para mostrarnos a Dios y darnos vida eterna. 

jueves, 4 de junio de 2020

Devocional

~ Devocional 4|06|20 por María Pérez ~ 



"(Jesús) dijo a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma". Mr.4: 39, NTV.

El clima cambió. Se oían muchas voces, ruidos, gritos, viento; el agua empapándolos y llenando la barca. Los discípulos gritaron: "¡Señor, sálvanos!" En la tormenta surgió la confusión, el temor, pero Jesús intervino, calmó la tempestad y el mar se aquietó... ante Su voz. 

En esta "tempestad mundial" de hoy, Dios sigue presente. Él es el mismo y sigue perfeccionando la obra que empezó en cada uno. Así como en una tormenta podemos oír con claridad a quien nos habla si nos acercamos a su voz, de igual manera, oímos al Señor más claramente acercándonos a Su Voz, a Su Palabra. Si leemos Su Palabra con expectativa, sin duda Él nos hablará y hará maravillas de alcance eterno.

Que podamos escuchar la voz del Señor por encima de todas las demás voces que se levantan en este tiempo, porque Él quiere guiarnos y darnos certeza: "Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor" (Sal. 78:53). Afinemos el oído espiritual para escuchar esas palabras que el Señor nos habla a través de la Biblia, la cual es "la Palabra profética más segura" (2 P.1:19); la Palabra de Dios.

Que esa paz que sólo el Señor da colme nuestras vidas y a Su Iglesia toda, cada día, porque todas las cosas creadas se sujetan ante la voz de nuestro Dios y obedecen a Su propósito. ¡El mismo Señor que aquietó el mar está con nosotros, y nos ama con amor eterno!

viernes, 15 de mayo de 2020

Devocional

~ DEVOCIONAL 14|05|20 por María Pérez ~ 


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Pedro y sus amigos volvían de pescar cuando se encontraron con Jesús en la playa. (Jn.21). Al principio no lo conocieron; lo conocieron después del milagro de la pesca. Jesús mismo les preparó pescado y pan, y se sentó a comer y a conversar con ellos allí. Había sido un día "común", pero Jesús lo hizo especial: otra vez se mostró resucitado, les proveyó, ¡restauró a Pedro!... compartió un tiempo único y les recordó la comisión. En un día común, Jesús se mostró como Dios, Señor y Amigo. Y aún quiere darse a conocer. "Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes", había dicho. Y la misión no terminó; continúa. 

En este tiempo tan singular, Él puede irrumpir en nuestro día para hacer un milagro inesperado; quizás para guiarnos para hablar de Él a alguien, o para llenarnos con su Espíritu y que su amor transforme nuestra vida una vez más, como la de Pedro. Procuremos pasar más tiempo con Él, a solas. Que encauce nuestras decisiones y nos dirija para llevar a otros el mensaje que nos encomendó. Él renueve las fuerzas y el gozo cada día, porque, ciertamente, ¡Él sigue obrando!