domingo, 22 de noviembre de 2020

Devocional

 Devocional 21|11|20 por María Bettina López 




Salmos 77: 1-3 Con mi voz clamé a Dios, A Dios clamé, y él me escuchará. Al Señor busqué en el día de mi angustia; Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso; Mi alma rehusaba consuelo. Me acordaba de Dios, y me conmovía; Me quejaba, y desmayaba mi espíritu.

A veces la angustia que tenemos es tan grande que nubla nuestra fe. Buscamos al Señor a gritos, compungidos, y creemos que Él no nos escucha, que no quiere respondernos. Dice el salmista que su alma "rehusaba consuelo". Estaba tan agobiado que no le daba lugar a Dios para que le devuelva la paz. Te pasó alguna vez? Nos ponemos a pensar en el pasado, y nos hundimos mas. Nos quejamos. Y así nuestra fe va menguando. La situación que enfrentamos se agiganta. Pero luego, el v 11 dice: "Me acordaré de las obras de JAH; Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas". Cuando sacamos la mirada de nuestro ombligo y la levantamos hacia el Señor, cuando recordamos sus obras, sus promesas y volvemos a creer en su amor, en la obra de Jesús en la Cruz, le damos lugar para que nos sane, nos levante, y podemos volver a empezar. 

Él es santo y poderoso y hace maravillas. Meditemos en sus obras para que nuestra fe se fortalezca.

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