jueves, 4 de junio de 2020

Devocional

~ Devocional 4|06|20 por María Pérez ~ 



"(Jesús) dijo a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma". Mr.4: 39, NTV.

El clima cambió. Se oían muchas voces, ruidos, gritos, viento; el agua empapándolos y llenando la barca. Los discípulos gritaron: "¡Señor, sálvanos!" En la tormenta surgió la confusión, el temor, pero Jesús intervino, calmó la tempestad y el mar se aquietó... ante Su voz. 

En esta "tempestad mundial" de hoy, Dios sigue presente. Él es el mismo y sigue perfeccionando la obra que empezó en cada uno. Así como en una tormenta podemos oír con claridad a quien nos habla si nos acercamos a su voz, de igual manera, oímos al Señor más claramente acercándonos a Su Voz, a Su Palabra. Si leemos Su Palabra con expectativa, sin duda Él nos hablará y hará maravillas de alcance eterno.

Que podamos escuchar la voz del Señor por encima de todas las demás voces que se levantan en este tiempo, porque Él quiere guiarnos y darnos certeza: "Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor" (Sal. 78:53). Afinemos el oído espiritual para escuchar esas palabras que el Señor nos habla a través de la Biblia, la cual es "la Palabra profética más segura" (2 P.1:19); la Palabra de Dios.

Que esa paz que sólo el Señor da colme nuestras vidas y a Su Iglesia toda, cada día, porque todas las cosas creadas se sujetan ante la voz de nuestro Dios y obedecen a Su propósito. ¡El mismo Señor que aquietó el mar está con nosotros, y nos ama con amor eterno!

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