~ Devocional 6|10|20 por María Pérez ~
A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Fil.4:20, NVI.
Hoy en día muchas cosas están siendo puestas a prueba. Hay cambios repentinos y el ser humano se encuentra confrontado con su propia fragilidad. Somos seres vulnerables, ¡y mucho! Casi de repente, estamos afrontando una verdad que siempre estuvo ahí: el ser humano es frágil y débil; no es un dios. La sacudida no es sólo en el ámbito físico sino también en supuestas "certezas". Sin embargo, la certeza de los hijos de Dios no se basa en conceptos humanos sino en Dios mismo y en Su Palabra. "Nuestro Dios y Padre..." Él es el Fuerte; Todopoderoso; y nunca cambia. Él es Quien sustenta nuestra fe y nos da esperanza para el porvenir. Cuando más fuerte es la tormenta, más evidente es la firmeza de la Roca que nos protege. Dios es Refugio para todo el que quiera acudir a Él.
La Palabra de Dios nos vivifica y nos prepara para cada tiempo en el plan de Dios. Necesitamos conocerla cada día más, reflexionar en ella, vivirla y permitir que el Espíritu de Dios nos dirija. Hay muchos que todavía necesitan conocer al Señor.
Aunque todo parezca inestable, la Iglesia del Señor permanece firme, inamovible, viva y victoriosa. La Iglesia, cada uno de nosotros. Dependemos de Dios, el Vencedor que vive en nosotros y tiene el control de los sucesos. Vivamos en Su presencia, seamos fortalecidos en la fe. Y que nuestra fe sea también acción, sea aliento, sea gracia compartida para bendecir a otros. Dijo el Señor: "...¡anímense! Yo he vencido al mundo." Jn.16:33b), NVI.
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