Devocional 8|12|20 por Ana Pérez
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Jn.14:27, RVR1960.
Hay una paz que quita de nosotros todo temor y toda turbación; que prevalece en los momentos difíciles. Una paz que sólo Jesús puede dar.
Por medio de Jesucristo tenemos paz con Dios (Ro.5:1). Él nos reconcilió con Dios por Su obra en la cruz y nos dio paz que sobrepasa todo entendimiento. Recibimos Su paz como un regalo. Pero, la Palabra dice también: "Busca la paz y síguela".(Sal.34:14b). Se refiere a una responsabilidad individual: estar en paz con Dios y también con los hombres.
"En cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos" (Ro.12:18). La paz es un fruto del Espíritu y depende de nosotros que crezca y permanezca.
Seamos hombres y mujeres de paz. Pacificadores. Que sea una característica de cada uno de nosotros. Somos portadores de esa paz única que viene de Dios y que el hombre tanto anhela.
Llevemos siempre paz para que muchos puedan hallar la paz con Dios.
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