~ Devocional 17|08|20 por María del Carmen Fabbri Rojas ~
«Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, a los cautivos que él desterró de Jerusalén a Babilonia: (…) »Esto dice el Señor : “Ustedes permanecerán en Babilonia durante setenta años; pero luego vendré y cumpliré todas las cosas buenas que les prometí, y los llevaré de regreso a casa. Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor —. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza (Jeremías 29:4, 10-11 NTV).
No fue Satanás quien llevó al pueblo de Judá cautivo a Babilonia: fue el propio Señor. Más de mil años antes hizo algo parecido, cuando llevó a la familia de Jacob a Egipto. Y le había advertido a Abraham que allí serían esclavizados.
Pero en Egipto los moldeó como pueblo, con una identidad. Y en Babilonia aprendieron a encontrarlo y adorarlo a través de su Palabra, ya no en los sacrificios del templo que no tenían. El Señor siempre tiene buenos planes para su pueblo, aunque a veces sus caminos nos parezcan extraños.
Ahora también estamos en una forma de cautividad. Y nos sentimos apurados para que termine y retomar lo que teníamos planeado hacer.
Sin embargo, ¿con qué propósito Dios habrá permitido que pasemos por esto? Nuestros hermosos planes, ¿serían Sus planes?
Quizás estamos pensando nuevas modalidades, estrategias, y eso es bueno. Pero ¿qué pasa con nuestros corazones, con nuestras mentes? ¿Ha habido algún cambio, le hemos dado libertad al Espíritu para moldearnos?
Cuando el mundo entero está siendo sacudido, cuando no sabemos qué quedará, cómo será lo que va a venir, ¿no deberíamos ser transformados también nosotros?
Por favor, amado Espíritu Santo, trabajanos, inquietanos, sacudinos. Lo que sea necesario pero por favor ayudanos a estar listos, a ser idóneos para lo que Vos querés hacer cuando abras la puerta.
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