~ Devocional 6|08|20 por Dámaris y Andres Elía ~
*Hechos 2:46-47 RV60*
"y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”
Las características de los primeros cristianos era la unidad, la unidad de doctrina, la unidad en el pensar y el actuar, la unidad de convicción, de fe, y de un mismo propósito (Hechos 4:32; Efesios 4; Malaquías 2:10; 1 Corintios 1:10, 10:16-17; Gálatas 3:26-28; Hebreos 10.24-25). Esa unidad que ellos manifestaban estaba aferrada en la persona de Jesucristo y de lo que Él enseñó (Juan 17).
Juntos, compartían, se alegraban y alababan a Dios conscientes de su amor y de que su Espíritu no habitaba en edificios, sino que moraba en sus propias vidas, creyendo en las palabras de Jesús cuando dijo que su Presencia estaría en la unidad, en el acuerdo de dos o tres personas.
La iglesia crecía en esta unidad con Cristo, su Palabra y sus hermanos. El favor de Dios estaba con ellos. Esta es la iglesia que impactaba a las ciudades y la iglesia a la que Dios añadía a los que “habían de ser salvos”.
Que podamos tomar su ejemplo, crecer en la unidad, en el estudio de la Palabra, en la oración y en la vida de cuerpo con los hermanos.
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